miércoles, 9 de julio de 2008
Terminamos de ver esa película. Eran pasadas las dos de la madrugada. Acostados esperábamos como siempre el amanecer. Y no llegaba. Entonces entre bocas secas y cigarrillos largos, con humo en las manos, me preguntaste: “y, ¿vos a quién borrarías?”, te miré fijo y te dije murmurando: “a vos”. Tu cara de sorpresa fue increíblemente hermosa, cara de no entender nada. Y entre esas sábanas te expliqué, que me completabas, que desde que eras mío las cosas que solían hacerme feliz no se comparaban con estar a tu lado, y que siendo siempre así, nosotros, sería feliz por la eternidad, pero como los sentimientos se degradan y la vida pasa, no podía esperar ser así de feliz para siempre, por eso, prefería borrarte de una vez, para algún día poder volver a encontrarte y ser feliz completamente: tal y como fui la vez que te conocí. Sólo que no lo sabría, pero extendería unos momentos más esa felicidad que se desvanece en la rutina.Y me miraste de nuevo, tu ‘entre sonrisa’ que me encanta, y me diste un beso con gusto a piel tuya, recostándote entre mis brazos y mirando la ventana dijiste: “¿porqué tarda tanto el amanecer?”
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