Paso la tormenta. Se secaron las lágrimas. Lavé la sangre. Se terminó. ¿Se terminó? ¿Hasta cuando voy a estar juntando los escombros de mi vida? ¿Hasta cuando voy a seguir creyendo que de verdad esto termino? Y por sobre todas las cosas me pregunto hasta cuándo la gente que está alrededor mío va a seguir balbuceando sus ganas de que todo vuelva a ser como antes, que la vida es tan linda, que tengo que ser feliz, que miremos el lado positivo de la situación, y todo el tiempo “¿qué te pasa?”. No quiero que todo vuelva a ser como antes, pero tampoco entiendo muy bien cuales son los pasos que le siguen a está incertidumbre que se mezcla con la pena ajena y sobreprotección. ¿Hasta cuándo mi mamá va esconder las tijeras? ¿Cuándo me van a dejar cerrar completamente la puerta de mi cuarto o del baño? ¿Cuándo voy a volver a ser yo sin volver a ser yo? ¿Cuándo se van a borrar las marcas de la piel? Y esas malditas pastillas en mi mesa de luz. Y esas ganas horribles de tirar todo a la mierda de nuevo. Y todo ese rejunte gigante de cosas que nadie entiende.
viernes, 19 de septiembre de 2008
viernes, 12 de septiembre de 2008
Caminando la ciudad de Buenos Aires, con sus infinitas calles, verdes bulevares y esas cuadras eternas, llegué a la conclusión de que no hay dos lugares en la ciudad que no estén conectados por algún medio de trasponte público, ya sea el tren, el subte o el colectivo. Por supuesto que este último es quien cubre la mayor parte de la ciudad porque, seamos honestos, ningún subte se atreve a entrar en los pasajes de San Telmo. Ni hablar de la inversión económica que significaría construir un subte, digamos, en medio de Villa Pueyrredón, donde las casas son chiquitas y las calles son sólo para andarlas caminando, en bicicleta o, en casos de extremo apuro, con el automóvil.Volviendo a lo relevante la historia, los colectivos conectan cada zona de la ciudad, con una tarifa mínima de 0.90 centavitos. Te llevan desde Belgrano hasta La Boca, como el amado 152 que siempre llega rápido y como regalo te permite sentarte, o el 133 que su paseo lo hace empezando en Plaza Constitución, pasa por Flores y termina en Puente Saavedra (convengamos que no se atreve a cruzar a la provincia). También hay otros como el 60 que viene desde plaza Congreso y que sigue de largo hasta Zarate. No hay dos lugares que no se conecten con la gran red de colectivos porteños. Y cuando uno cree tan firmemente en esto, le sorprende que tenga que tomar más de un transporte para llegar a otro punto de la capital.Por esto mismo, cuando me enteré que de mi casa hasta la casa de mi pareja no había un único colectivo que me lleve, entré en un dilema muy importante. Si debía llegar rápido a su casa (o viceversa), tenía que esperar el colectivo, viajar por las calles que hoy en día son una suerte de caos (salvo los fines de semana, pero, vamos, ¿quién tiene urgencias un fin de semana?) y una vez que me bajase del colectivo, tenía que esperar el tren, que no es tan simple, por que la maldición dice que si llegás a la estación y se acaba de ir uno estás condenado a una espera de media hora, o cuarenta y cinco minutos en el peor de los casos. (Ese lapso de quince minutos depende meramente del karma personal y ya no es cuestión de la secretaría de transporte).Resolví este dilema terminando con mi novio: le dije, no es tu culpa, no lo era de verdad, pero la cuestión es muy compleja como para dejarla ser. Me trató de loca, de desquiciada, que cómo medía mi amor hacía él basándome en un simple problema de transporte. Pocos días después me di cuenta que hice muy bien en terminar esa relación, evidentemente estábamos en páginas diferentes, yo media minuciosamente mis formas de transporte y él me creía loca por eso. ¿Cómo dos personas tan diferentes se iban a mantener unidas? ¿Era lógico seguir en una relación tan inconvenientemente dispuesta en el marco de una ciudad que consta con colectivos para todos lados?Por suerte conocí a Fred, que vive en Corrientes al 2000. Y todos los colectivos que pasan por casa, pasan por su casa también.
Almafuerte
"Piu Avanti!"
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Siento en el alma pena por no poder aguantar más que estos meses sin vos. Fuerzo el destino para verte, si está entonces, voy, si se marca entonces, te llamo. Soy así. Lo fuerzo por que te extraño tanto, tanto. Pero por más fuerzas te seguís deslizando de mis manos y jamás puedo tenerte entre mis dedos. Me cuesta entender que ya no sos quien amé, que no estás, pero tu cuerpo sigue ahí y me imagino en vano que también está en algún lado la persona que quiero ver y escuchar, que me vea y que me escuche. Es sin sentido decir que no voy a volver a esforzarme por verte o hablarte, porque por más punto final que quiera poner, me excede la situación en la que estoy parada. Sin salida aparente, al menos por ahora.Hasta luego, papel, gracias por escuchar tan atentamente.
Diarios de la modernidad
¿Cómo escribo que te veo escrito en la pantalla?Una habitación gigante, vos y yo en las respectivas esquinas y toda la gente que está en el medio es invisible. Te quiero alcanzar y te desconectas de mi vida. Parecés tan intangible y ahí estás, del otro lado, y yo escribo; mientras de reojo te miro -menos mal que no me ves-. Y ahora que no estás más frente a frente, soy libre de seguir escribiendo mis diarios de la modernidad.
Quise ser (pasado)
...música, pincel, óleo, vida, amor, flor, pasto, humo, aire, aroma, hueso, pez, color, oscuridad, sabor, risa, verde, luz, masa encefálica, espuma, café, cristal, polvo, vapor, fibra óptica, sal, vidrio, rayo, tiza, tierra, ramas, metal, cera, fuego, antídoto, sangre, perfume, atardecer, verano, hoja seca, piel, herida, agua, muerte, tarde, estrella, llave, hilo, pájaro, arena, mármol, luna llena, silencio, lágrima, miel, libro, aprendizaje, huella, oro, pureza, almidón, ángulo, vértice, fotografía, pena, suerte, mártir, pluma, selva, taza, pasado, combustible, papel, sueño, subterráneo…
Alguien más
Alguien más
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